Pero, querido Satán, te conjuro: ¡Mírame con ojos menos irritados! Y, mientras llegan las pequeñas vilezas rezagadas, para ti que aprecias en el escritor la carencia de facultades descriptivas o instructivas, te arranco unos cuantos asquerosos pliegos de mi cuaderno de condenado
No hay comentarios:
Publicar un comentario